Valor cultural otorgado por el ser humano a los platos y productos típicos de la cultura gastronómica de un lugar, a través del cual se generan emociones o sentimientos mediante su consumo o evocación. Supone una expresión creativa propia de cada región, estrechamente ligada a su historia y condicionada por su geografía, su suelo y su clima, así como la calidad del agua, los cuales afectarán a las materias primas procedentes tanto de la agricultura como de la ganadería. Su fundamento se encuentra en la tradición y se encuentra en continuo crecimiento, dado que evoluciona con la propia sociedad y se adapta. El valor nutricional, por otra parte, es un elemento que no se suele tener en cuenta al valorar una muestra de patrimonio gastronómico. La UNESCO reconoce los patrimonios gastronómicos tradicionales de Francia, Japón, México y la dieta mediterránea como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.