Por: Pilar Carrizosa, autora de Jamón, jamón
Con sus 61 localidades, la ruta unificada del jamón ibérico Dehesa de Extremadura es un cóctel turístico gourmet de los más importantes del mundo. Es una ruta con mucho sabor, didáctica y placentera, que te llevará a conocer, a pie, en bicicleta o a caballo, la vida íntima del cerdo desde que nace hasta que pasa a mejor vida y, luego, a nuestro plato.
Como la idea es que hagas turismo del ibérico a tu aire, empezamos los puntos cabecera de la provincia, perdiéndonos lentamente por los caminos y disfrutando de ellos sin estrés, sintiendo la magia extremeña de cada rincón.
CÁCERES
EL PIORNAL
En la comarca de La Vera, a 10 km del monasterio de Yuste, posee el título de Conjunto Histórico-Artístico desde 1998. En su casco antiguo encontraremos el palacio de los Manrique de Lara, la iglesia de El Salvador y el Museo de Pecharromán. No hay que dejar de comprar sus típicas perrunillas: hechas con harina, azúcar y manteca de cerdo, ni de conocer sus pontorescas tradiciones: la ronda, especie de tuna femenina que se echa a la calle a canturrear a sus mozos; la Charanga los Monos, que ameniza las celebraciones del pueblo y las bodas, y la charanga callejera, que acompaña las despedidas de soltero. Es costumbre tirar a los novios al pilón de la plaza del Palacio… y también que estos hagan un convite a salir de la iglesia donde el pueblo entero participa, da la enhorabuena y, de paso, trinca el ágape «a carrillón», con vinillo de la zona.
MONTÁNCHEZ
Llamado el Balcón de Extremadura, visitar su casco antiguo empieza con su castillo del siglo XII, luego encauza hasta el barrio musulmán El Canchalejo, de arcos y angostos pasadizos que comunican sus vías peatonales. A pocos metros, varias casas nobles, como la de la Inquisición, exhiben los escudos nobiliarios de la Orden de Santiago.
Más allá del arte, llega la naturaleza. Un horizonte impregnado de castaños, robles, encinas y alcornoques, junto con otras especies autóctonas del bosque mediterráneo, con recónditos y abruptos caminos, y la ruta de la Garganta y de la Sierra por los Castañares. La incursión lleva a la ribera del Robledo, con sus numerosos molinos hidráulicos y senderos con abundantes fuentes y arroyos con agua fresca y cristalina de la sierra. Un lugar cómplice para ir en familia con los más pequeños.
BADAJOZ
JEREZ DE LOS CABALLEROS
En Sierra Morena, cerca de Portugal, se halla esta hermosa ciudad declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1996, donde sentirás ecos de reyes, abades, castillos, monasterios y robustas iglesias románicas y góticas, rodeada de dehesas de excelentes pastos. Se entra a la ciudad por la puerta de Burgos, con su estatua del conquistador Hernando de Soto. Por todas partes hay huellas de la Orden del Temple y se escuchan temidas historias.
A la plaza de España se accede por la calle de los Templarios, donde emerge la torre barroca de la iglesia de San Miguel, del siglo XV, y desde ahí se divisa la atalaya de San Bartolomé, el santo de los caballeros de la orden. Su templo más antiguo es la parroquia de Santa María, de la época visigoda, consagrado el 24 de diciembre de 556.
ZAFRA
Un interesante ejemplo del recetario costumbrista y del buen hacer del viejo oficio de la artesanía. En su parte más antigua está el alcázar, construcción gótica con rasgos mudéjares; por la calle Santa Catalina llegamos hasta la plaza Grande, vigilada desde lo alto por la torre del alcázar, que se comunica con la Chica a través del Arquillo del Pan, bajo el que está el retablo de la Esperancita. Al lado, la calle Boticas guarda, entre otras, la casa del Ajimez, una vivienda mudéjar del siglo XV, actual Centro de Acogida del Turista.
El convento de Santa Clara alberga las esculturas yacentes de los primeros condes de Feria, y también los dulces caseros que venden las monjas a 3 euros. Otro tesoro es el Parador de Zafra, sigue la calle Huelva, con varias fachadas clasicistas del XVII y se termina en la Puerta de Palacio, con el Pilar del Duque y el antiguo abrevadero para el ganado. Por último, la decimonónica plaza de toros, y el recinto ferial, sede anual de la Feria Regional del Campo Extremeño y la Feria Internacional Ganadera.
LLERENA
Declarada en 1966 Conjunto de Interés Histórico-Artístico Nacional, desde el siglo XV al XVII fue un importante centro artístico, a veces llamado «la pequeña Atenas de Extremadura». Hacia el corazón del casco histórico, está la iglesia mayor de Nuestra Señora de la Granada; a escasos metros, la plaza Mayor porticada, de estilo mudéjar, con la antigua Cárcel Real y el Palacio Consistorial. Por sus recovecos, se vislumbran bares de cocineros que heredan y perpetúan recetas, y la estética barroca armoniza con la arquitectura mudéjar de los siglos XVI al XVIII en plazuelas, soportales, iglesias, conventos, casonas solariegas y mansiones hidalgas, cuyos señeros blasones lucen con orgullo.
La llamada a la naturaleza está a 9 km de la ciudad, en la finca la Morilla. Entre especies de árboles autóctonos, discurre la ribera de los Molinos, donde se atisban grupos de cervatillos, jabalíes, conejos, perdices, y rapaces como el milano, mientras la campiña, cubierta de trigos, girasoles y algunas vides, sustenta a sisones, grullas y avutardas.
MONESTERIO
Mientras deambulas por su pavimento, un código secreto abre capítulo: el magnetismo de la Orden del Temple (1118) con los distintivos de sus caballeros (los del manto blanco sobre cruz roja dibujada en caballos y escudos). La iglesia de San Pedro, la ermita de Tentudía, el castillo de las Torres, el dolmen de la Cabra, los pilares y abrevaderos.
Más allá, una extensa dehesa de alcornoques y encinas, donde crece el portentoso de pezuña negra. De refilón, la práctica de deportes acuáticos en el curso de los riachuelos, más la riqueza piscícola, y en temporada, piérdete en las posibilidades micológicas de sus sierras y aprovéchate de sus caminos. Domina el puerto de las marismas, punto crítico de las comunicaciones entre el norte y el sur de la península, por el que se canaliza uno de los más importantes itinerarios históricos de la antigüedad: la Vía de la Plata.
FREGENAL DE LA SIERRA
Montañas redondeadas y bosques en penumbra, cuestas que suben y bajan; atuendos tintados de negro de mujeres que hilan a la puerta de su casa; un casco histórico que conserva su disposición medieval, con la plaza del Castillo como centro neurálgico, con tres iglesias parroquiales (Santa María, Santa Ana y Santa Catalina), un convento, el de San Francisco, un colegio de Jesuitas y su iglesia, fuentes, plazas y un buen conjunto de casas solariegas.
En el horizonte, una de las mayores manchas de bosque mediterráneo de Europa y una senda de kilómetros de encinas y alcornoques. El valle de Fregenal, jalonado por sierras de pequeña extensión y el arroyo El Sillo, único con caudal todo el año.